viernes, 3 de abril de 2020

Vigésimo segundo día de encierro


Jueves 2 de abril 2020

Vigésimo segundo día de encierro 

Tuve un sueño de tsunami visceral 
como el encierro que llevo en estos días muy adentro de mi, ya no sé qué es mejor si estar loco o cuerdo, pero me invade aún la esperanza de volver a ver la luna  junto al mar, soplándome la brisa marina y besarte como antes lo hacía, no puedo creer que estemos condenados a lo virtual, muy artificial, de dibujos animados, y no más, me volveré a acostar y veré si sueño en un mundo nuevo, en el que no haya bichos raros, parte de la primavera se nos va en un suspiro de coronavirus, que no se puede matar, como una mosca pesada a la hora de cenar. No, no amigos, no perderé lis nervios ni la esperanza, porque estoy seguro que esto un día no lejano acabará. 

La vida sigue y saldremos adelante
Suerte a todos y a todas. 


Asi nací yo 

Nací en un otoño gris y desgranado de postguerra, 
de miradas aterradas, 
del sí señor y el miedo por la ventana.
de hojas caídas e hijas paridas sin voluntad pagana,
Rezos los domingos y luto por los muertos.

Sonido a humedad y pan seco.
y que le voy hacer, 
si ya no se puede coser el ayer, 
ni los años volver atrás, 
solo mirar por la ventana el tiempo pasar. 

Manu 

Vigésimo tercero día de encierro

Viernes día 3 de abril 2020

Vigésimo tercero día de encierro 


Busco en mis poemas la esperanza, y miro mis dibujos y me alegran el corazón, donde me apoyó antes del desmayo intelectual.
La situación sigue igual, más silencios, más verde, más aplausos a las ocho, sanitarios exhaustos, militares al límite, policías, bomberos, voluntarios de la cruz roja enviando mensajes a los pequeños, bolsas de comida, bancos tristes de vejez, niños sin columpios, madres vigilantes, semáforos todos en ambar, cruces a la espera, solo perros con dueño, personas en duelo, y yo durmiendo esperando despertar. 
Mi viaje casero en estos días me hace recordar lo importante que es estar todavía aquí.

La vida sigue y saldremos adelante
Suerte a todos y a todas. 

Tu sonrisa hace más pequeños mis miedos y más grandes mis anhelos. 

Manu 

Vigésimo cuarto día de encierro



Sabado día 4 de abril 2020

Vigésimo cuarto día de encierro 

Despertando en mis versos...
Que la tierra de la playa nunca se acabe, que el mar no se agote, que se agite sus alas de sal, que el horizonte sea el sueño y la paz, el historial de momentos, un paseo de versos de agua, donde se nada y nada para, en que los sueños todos entren en los juegos infantiles, que los parques sean la esperanza de la niñez, las calles paseos interminables de pasos indecentes, contando los adoquines para que no roben ninguno. 
El cielo de nubes lleno, el sol inmenso calentando mi mente, de estrellas mi cabeza llena, luna llena en mi boca, verde sombra que me acoja, dulce fiesta en mi piel, y otra vez regresar al principio de una vez. 

La vida sigue y saldremos adelante
Suerte a todos y a todas. 

Imagino

Me imagino en un día, solemnemente soleado y caído,  a los pies del olvido.

Secas las cuencas de mis ojos, esos, que te miraban con ternura, y te adoraban cada día. 

De piel imposible y pálida, agrietada por la muerte, adormecida de cantares ciegos a la media luna.

Imaginando sueños, el subconsciente pobre, de familiares y amigos, leyendo textos a muerte, de cuentas atadas a las cadenas, que van repitiendo una y otra vez, sin cansarse de mi yo inerte.

Velorio de cebollas, de ajos negros mi boca llena, cosida toda ella para no gritar mi dolor ni angustia. Solo campanas ciegas de una iglesia en abandono. 

Imagino muerto, ciego y mudo dentro de una caja de pino negro, rezos y miradas a mi cuerpo, tras un cristal brindado para no atravesar de nuevo a la vida, a la conciencia, ni a la poesía. 

Se acabó la caricia de esta vida, los logros que crecieron ilusionados, pálida las carnes, en una fosa de blancas flores, pactando, solo con la muerte, será por lo eterno mi poesia y mi veneno.

De espejos rotos, en mil imágenes inertes.
Daltónico el ahogado, que no distingue del cielo o el infierno, pues los colores no nacieron para sus ojos.

Ya soy un cuerpo muerto, soy la nada que lo fue todo, el cadaver en disfunción, descompuesto en su asombro, ya no hay nada, hasta el alma de mi huyó.

Por un camino de escobas a los lados sembradas voy en busca de mi paz, de un silencio espiritual, que me espera en el final, para no volver más. 

Manu 

Imagenes con texto

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