El esqueleto atravesado
Un esqueleto sentado con el corazón atravesado y hundido, llora su pena fuera de su sepultura de silencios llena.
Afligido, pensativo de huesos blancos y calavera hueca, es increíble que aún en el cementerio piensa.
Me dicta versos, con los que construyo poemas de historias que fueron amor, por ese motivo el me cuenta que aquí está por ella.
Lo que fue un día locura de amor, la sin razón se la arrebató, una noche de luna llena, vino la muerte a por ella, y viéndola sin vida, la suya con ella se llevó.
Y cada día se confiesa, unas veces en la capilla y otras en el teatro, digna obra de ser contada, la letra la pongo yo, la música de diez guitarras y tres violines, la voz que sea de ultratumba.
Una historia, donde la boca se quedó huérfana, viuda, por un puñal que atravesara de alaridos de cigarras, grillos y luciérnagas iluminando la partitura escrita en el campo santo.
... y yo solo de espectador escuchando.
Manu