martes, 30 de abril de 2019

Crepúsculo




Crepúsculo

A veces me siento
en la falda arrugada de la montaña, a escuchar los silencios del crepúsculo enamorado, y me invade la soledad sonora del ocaso.

Regreso a casa cabizbajo, melancólicamente derrotado, de un cansancio agotador, sin haber echo nada, porque a veces los silencios, si los escuchas, dicen mas que las palabras, un pensamiento, un beso de antaño, una caricia de anochecida, que se calla.

Inevitablemente el silencio se asienta entre el hueco que dejan los amantes, y es entonces, solo entonces cuando se hace la noche de un agotamiento enamorado, donde las almas se desprenden del cuerpo, y te da esa paz que el día no te a podido dar.

Regresando antes del amanecer, se vuelven a meter en los cuerpos de los amantes, y deja un olor a tierra mojada entre las sábanas blancas, empieza a madrugar, vuelve el ruido, las miradas, las tostadas, ese intenso olor a café, la mermelada que estaba tapada, regresan los ruidos cotidianos de la mañana, y vuelta a empezar un día más de palabras.

Cae de nuevo la tarde enamorada, y vuelvo a sentarme en los pliegues de tu falda, esperando los silencios que va dejando como una estela crepuscular, la caída a medio camino entre la tarde y la noche, es entonces donde me roza esa paz ansiada que buscaban mis palabras.

El Crepúsculo se convirtió en el mejor paisaje para mis ojos.

......ya no pido mas
que sentarme cada día viendo al Crepúsculo llorar.
Manu

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