Que el ajo sea el ajo, el beso sea deseo.
Que la tierra tenga el descanso de un barbecho enamorado.
Que el corazón mande palabras de amor.
Que no se descuelgue del pecho, si no es por la pasión.
O los simples besos eternos
Que
sea eso, simplemente miradas cruzadas y silencios sonoros, un instante
fugaz, luego volver a la realidad, monotonía visceral.
Jamás pensé robarte tu tiempo, ni sentir lo que siento, solo esperó volver a decírtelo veinte años antes.
Manu
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